lunes, 15 de agosto de 2011

Vuelo a Beijing

Hoy no he podido hacer mucho.
Tras la experiencia vivida a mi llegada a Guilin, pasando de taxis a autobuses una y otra vez hasta llegar a Yangshuo, me decidí a hacer mi trayecto de regreso algo más cómodo y sencillo. 

Salgo a las calles de Yangshuo con la intención de contratar un taxi que me lleve hasta el aeropuerto de Guilin. En pocos minutos localizo a un taxista que, tras negociar el precio (260 yuanes = 30 euros), me recogerá en el hotel a la hora convenida para acercarme hasta el avión que me llevará a Beijing. El trayecto es de una hora y media de duración.

Un último paseo por las calles de Yangshuo me da la oportunidad de despedirme de sus paisajes y sus gentes.



A las 14:00 horas, me recoge el taxi en la puerta del hotel.
Puntual a mi cita con el aeropuerto, llego a las 15:35 horas (dos horas y media antes de la hora de salida), a tiempo de facturar mi maleta y visitar las tiendas del duty free.

Al facturar el equipaje, mi maleta pesa 26 kg (se permiten tan solo 20 kg por pasajero). 
Este sobrepeso me obliga a realizar una rápida maniobra de descarga pasando parte del contenido de la maleta al equipaje de mano.

La hora de despegue estaba prevista para las 18:00 horas. 
Como de costumbre, he sufrido un nuevo retraso. Hemos pasado una hora retenidos en el avión sin movernos del aeropuerto. Aun parados y sin salir de la nave, nos sirven la cena. 
A las 19:00 horas, tomamos pista para despegar.
La llegada a Beijing se produce a las 21:35 horas.

En el aeropuerto me está esperando una joven encargada de llevarme al Hotel Harmonia
Durante el trayecto me da algunas recomendaciones sobre los puntos de interés que ofrece la ciudad.

Evidentemente uno de mis objetivos fundamentales a mi llegada a la capital es preparar mi visita a la Gran Muralla China.
Negociando con mi joven guía y el conductor, acabamos pactando un precio por la excursión. 
En principio quedamos en realizarla pasado mañana pero, condicionado esto a que el pronóstico del tiempo sea favorable, de modo que, si no es así podríamos cambiar de día, garantizándonos una buena climatología. 
La joven guía queda en llamarme mañana por la noche al hotel, para confirmar que el tiempo va a ser bueno en nuestra visita a una de las Maravillas del Mundo. 

Mañana será un gran día; preparo mi visita a la Plaza de Tiananmen y a La Ciudad Prohibida.

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