martes, 16 de agosto de 2011

Parques y Delicias Chinas


Recuperadas las fuerzas, me dispongo a continuar con mi visita por el centro histórico de Beijing. A pocos pasos de la salida norte de la Ciudad Prohibida, se encuentra el Parque Jing Shan. En este parque se haya un bello templo situado a lo alto de una colina. Durante la dinastía Ming, esta colina fue erigida con tierra procedente del foso que se excavó alrededor de la Ciudad Prohibida. Ya desde la propia ciudad, se divisaba el Templo Wancheng Ting, que alberga una enorme representación de un Buddha dorado. Pero si por algo merece la pena subir a lo  más alto de la Colina Wansui Shan (Colina de la Larga Vida), es por las espectaculares vistas que se disfrutan desde su cumbre. Desde lo alto se puede contemplar una vista general del complejo amurallado de la Ciudad Prohibida.




Nada más salir del Parque Jing Shan y, de camino al Parque Beihai, tengo la oportunidad de atravesar algunos de los pequeños callejones que albergan los tradicionales Hutong (casas tradicionales). En estas casas vivian los antiguos funcionarios del emperador.


El Parque Beihai es conocido por acoger entre sus muros la conocida Dagoba Blanca, construida para conmemorar la visita que el primer Dalai Lama hizo a Beijing en 1651. Familias enteras recorren el parque visitando cada uno de sus rincones y disfrutando de la tranquilidad de un paseo en barca por los inmensos lagos que ocupan el corazón de Beihai.


El mejor modo de conocer Beijing es recorrer sus calles a pie, mezclándose entre sus gentes y participando de sus hábitos y costumbres. Es por este motivo que me decido a caminar en dirección sur, hacia la Calle Wangfujing, la calle comercial más conocida de la ciudad. 
Recorro varios kilómetros bordeando el Parque Jing Shan y las murallas y el foso de la Ciudad Prohibida


Por el camino y sin esperarlo, me encuentro con algo sorprendente en la Calle Dong'an Men Dajie, una larga avenida en la que se suceden decenas de puestos de comida en los que se ofrecen las más conocidas especialidades culinarias del país,... y otras no tan conocidas como; brochetas de enormes gusanos, cienpies, estrellas de mar, caballitos de mar, serpiente, grillos y escorpiones. Todo ello se cocina en el momento pasándolo por la freidora. 


Multitud de turistas y curiosos nos agolpamos en estos puestos atraídos por los exóticos manjares allí expuestos.
Vociferantes y muy expresivos, los cocineros/camareros, ofrecen sus viandas a propios y extraños.
Una calle francamente divertida que, además de ofrecer sorprendentes brochetas y tentempiés, propone suculentos platos de la cocina tradicional china que, seguro, te abrirá el apetito.


Wangfujing es una calle peatonal que reúne un gran número de centros comerciales y tiendas de las primeras marcas. Una calle desprovista de cualquier atractivo local que solo puede resultar interesante a los aficionados al shopping
Si que llama la atención ver como, en los centros comerciales, también puedes regatear los precios. 


Ya en la Calle Wangfujing no hay que dejar de visitar un popular callejón llamado Xiagongfu Jie. Aquí se encuentra la verdadera gran atracción de Wangfujing; el Mercado Nocturno, con su infinita  variedad de bocados chinos de ternera, calamares, etc y otros tan sorprendentes como los encontrados en la Calle Dong'an Men Dajie. Esta calle mantiene el auténtico sabor de la China tradicional reuniendo pequeños locales de comida, entre los que se mezclan puestos de artesanía local y souvenires. El ambiente de la calle es único e irrepetible. Cientos de personas se amontonan en este estrecho callejón degustando las populares brochetas de escorpiones vivos.




Más de doce horas caminando al sol, recorriendo Beijing de norte a sur,.... 
Es hora de recogerse en el hotel para descansar y preparar el día de mañana. A mi llegada a la habitación recibo la llamada de mi enlace en Beijing para confirmar mi visita de mañana a La Gran Muralla. Según me asegura por teléfono, el pronóstico del tiempo para mañana es bueno, así que confirmamos nuestra salida a las 8:30 horas.

Mañana visitaré una de las Maravillas del Mundo: La Gran Muralla China.

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