DIA 18 DE MAYO DE 2011
Hoy, la lluvia no me ha permitido volver a mi playa. Definitivamente, esta no es la mejor época para viajar a Brasil. Llueve muchísimo, así que he decidido volver al centro para realizar las compras de última hora. Mañana me despediré de Salvador y antes de irme quiero hacer mis compras habituales. En todos los países que he visitado compro; música tradicional y moderna del lugar, un buen libro de fotografías del país y un artículo relacionado con la religión que se profesa en la zona. A esto, siempre hay que sumar un par de camisetas decoradas con motivos locales para mis sobrinos. Para hacer esto bajo en le Elevador Lacerda y me dirijo a Mercado Modelo, un mercado repleto de puestos de venta de artesanía y souvenirs. Antiguamente era en este mercado donde se comerciaba con los esclavos llegados de África. El subsuelo de este mercado esconde los secretos de una historia llena de dolor y sufrimiento.
En el hotel he conocido a Rosario, una chilena que viaja sola y para la que me he ofrecido a hacer las funciones de guía enseñándole lo que he descubierto en Salvador. He sentido una enorme felicidad al llegar a Pelourinho y ver como; vendedores ambulantes, bahianas, comerciantes e incluso policías, me saludaban con cariño y me felicitaban por verme pasear un día sin ir cargado de mi inseparable cámara de fotos. Sus saludos y atenciones me han hecho sentir como parte del entorno.
La lluvia no da tregua, así que, tras comer un delicioso acarajé y hacer parte de mis compras, me refugio en un bonito café del centro para disfrutar de una caipirinha contemplando la lluvia y viendo discurrir ríos de agua por las empedradas calles del este centro histórico de la ciudad.
Mañana es mi último día en Salvador, en Bahía, en Brasil.
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