domingo, 15 de mayo de 2011

Sin parar de llover

DIA 15 DE MAYO DE 2011


3º DIA


Desde ayer no ha dejado de llover ni un solo segundo. Los de aquí dicen que estos son los rigores del clima tropical,… yo digo que algo se les ha roto allí arriba. ¡¡Qué manera de diluviar!!
A pesar de todo, en un acto de arrojo y valentía, me he lanzado a la calle para visitar Río Vermeliho a la luz del día.
Nada que ver con lo de anoche. Un paisaje desolador en el que solo quedan los restos del combate en el campo de batalla. Solo un bar permanece abierto para dar cobijo a los cuatro perdidos como yo que, como almas en pena, hemos corrido a su interior resguardándonos de la lluvia. Solo unos minutos de tregua me concede la lluvia para poder fotografiar el mar embravecido que, agitando las amarradas embarcaciones de pesca, hace alarde de su furia. Enormes olas rompen contra las rocas y cubren la arena de la playa bajo un cielo amenazante, repleto de negras nubes cargadas de agua de mar que, hoy está siendo devuelta a su dueña Yemanja, proveedora de los frutos del mar a los pescadores.
Sobre unos riscos, frente al océano, se amontonan decenas de fabelas en una suerte de juegos de equilibrio que desafían cualquier ley natural.
Continua lloviendo.



Hoy he probado el acarajé por primera vez. Se trata de una torta de harina de maíz que tras freírse, se rellena con salsa, verduras y camarones.
Está muy bueno.

Hoy es domingo y eso deja pocas alternativas para un día de lluvia. No cesa de llover,… y cada vez lo hace con mas rabia. Lo positivo de esto es que un día así te da la oportunidad de pensar. No siempre se cuenta con tiempo para ello.

Cuando parece que la lluvia comienza a aflojar, me decido a salir en dirección al hotel con la esperanza de encontrar un taxi por el camino.
Casi sin quererlo he descubierto un lugar fascinante. Un lugar auténtico que me ha reencontrado con el Brasil que tenía en mi imaginación. Sao Jorge es un característico restaurante brasileño en el que se prepara la conocida "Feijoada". Esto es que los domingos preparan un espectacular buffet libre de carnes y arroces y aderezan la comida con música en directo. Bossa Nova y Samba se alternan amenizando la velada a los comensales que nos reunimos en este local de no muy grandes dimensiones.
Música vibrante que nos a conducido al delirio haciendo que todos nos levantemos de nuestros asientos al son de sus ritmos cariocas. Dulce y sensual, la voz de la cantante nos traslada al paraíso. Una experiencia deliciosa.

Aunque no ha cesado, la intensidad de la lluvia permite salir del restaurante. Me dirijo al hotel para planificar el día de mañana, escribir y leer un poco.

Ayer me encontré, en el hall del hotel, con una pareja de españoles que vinieron en mi mismo vuelo. Me saludaron e insistieron en quedar a cenar mañana. Se han propuesto enseñarme un restaurante que les encantó por bueno y barato.
Quizá les acompañe.

No hay comentarios:

Publicar un comentario